domingo, 14 de diciembre de 2014

Buenas noches.

Que empiece a refrescar, notar como el cuerpo tirita, el bello se pone de punta. Estás cansado, un día largo, duro, o quizá simplemente un día mas, 24h.

Es de noche, estas en el campo, miras al cielo, ves dibujos en él, como si de un juego de unir puntos de niños pequeños se tratase. Respiras, te sientes libre, lejos de casa.. quizás no muy lejos, pero al ver el cielo abierto sientes que estas lejos de cualquier lado. Te sientes libre. Te gusta.

Enciendes un cigarro, inspiras el humo, escuchas como el cigarrillo se consume, espiras. Ves el humo expandirse y como desaparece. Así hasta terminarlo.

Empiezas a andar, habrá noches que veas con claridad por la luna, otras que necesites una linterna, incluso puede que no veas nada y decidas orientarte sin más.  Arrastras los pies al andar, no es asfalto, es tierra, o puede que hierbajos.

Sigues andando, te aprietas la palestina y cruzas los brazos, hace frió. Oyes ruidos a tu alrededor, ramas crujiendo por el aire, algún animal suelto, tus pasos..

Llegas a tu destino, abres una cremallera, la cierras, abres otra, te quitas las zapatillas y entras. Cierras ya la ultima cremallera. Te quitas la ropa, buscas tu saco, te metes, te tumbas, respiras. Te abrazan. Notas como poco a poco tu cuerpo va entrando en calor. Ya no tiritas, la piel vuelve a su estado normal. Sientes el piel con piel del abrazo, no quieres soltarte, te sientes cómodo, refugiado, seguro. Sientes que la otra persona se encuentra igual. Piensas durante un segundo, no te falta nada. Te acomodas. Os acomodáis. Te relajas.


 Duermes.


Descansáis.