jueves, 28 de septiembre de 2017

Lo siento

Hablabas poco, y yo observaba demasiado. No me refiero a espiar, ni mucho menos, simplemente me fijaba en los detalles. Fue mucho tiempo juntos por lo que aprendí más o menos tus patrones de funcionamiento, por lo que o has dado un vuelco total a tu vida o... Se cuales son los motivos por los que te sueles acostar tarde y cuáles por los que te acuestas pronto. Se por qué sin tener nada que hacer madrugas o te quedas durmiendo hasta las mil. Sé que constantemente mirabas el móvil aunque no siempre lo usas luego. Sé que vas de seguro y de pasota, pero eres el que más perdido está. Se lo que te gusta y lo que no, pero también sé lo que te cuesta pedirlo o decirlo. Lo que nunca supe es el problema que tenias contigo, conmigo.

No me digas que lo sientes, no puedes empatizar conmigo, para ello necesitarías saber sentir, cosa que no supiste por tanto reprimirte. O quizá es que de verdad no tenías sentimientos. No se te veía feliz, no se te veía alegre. No se te veía triste ni enfadado. Y mucho menos se te veía dolido, porque te daba igual todo. No entendiste mi dolor porque no sabías lo que era. Que todo te de igual no es una ventaja ni te facilita la vida, es un problema que te hace de ella algo insípido. Debería sentir lástima por ti, ya que tú no creo que puedas, pero ahora soy yo la que intenta que le de igual.
Tú sentías poco, yo sentía demasiado.


Fyah Lady~

martes, 30 de mayo de 2017

Adicta

A veces te comparo con cuando dejé de fumar. Me gustaba aunque sabía que era algo malo. Estaba acostumbrada a llevar el tabaco siempre encima. Cuando iba de un lado a otro, iba fumando. Cuando estaba en algún lado esperando, fumaba. Cuando tenía descanso de algo que hacía, fumaba. Mientras estudiaba, fumaba. Y al terminar de estudiar también fumaba. Si me iba a tomar algo por ahí, fumaba. Aburrida en casa viendo algo, fumaba. Antes de dormir fumaba. Y por las mañanas también.
 
Luego se acabó el fumar. Los primeros días fueron los mas difíciles. Ya el hecho de no llevar el tabaco encima se notaba. Ese momento en el que algo me preocupaba, ya no fumaba. Cuando algo me enfadaba, tampoco fumaba. Cuando estaba de tardeo en una terracita, no fumaba. Al pasar el primer mes se me empezó a hacer más fácil, es como que me había acostumbrado un poco a no estar fumando siempre que andaba por ahí, eso no quita que me habría fumado uno más agusto que nadie. Llegué a los dos meses con un mono que me moría. Después de ese tiempo que digo que se me hizo más fácil, se me volvió a complicar. Continuamente pensaba en fumar y todo me parecía un buen momento para fumar. No recuerdo cuando se me hizo llevadero hasta el punto de que ya no me acordara. De esto hace ya dos años. A veces me apetece fumarme uno, pero también pienso que como le dé un calo me va a dar una angustia tremenda.

Ahora tocas tú. Acostumbrada a estar siempre hablando contigo por el móvil o a estar contigo. Cuando iba de un lado a otro, iba hablando contigo. Cuando estaba esperando en algún lado, hablaba contigo. En los descansos, hablaba contigo. Mientras estudiaba, hablábamos. Y al terminar hablábamos más. Si estaba por ahí tomando algo, estábamos hablando también. Aburrida en casa viendo algo, hababamo. Antes de dormir hablábamos. Y por las mañanas también.

Ahora se acabó. Los primeros días fueron los mas difíciles. Ya el hecho de no oír el móvil se nota. Cuando me preocupa algo, ya no te lo cuento. Cuando estoy enfadada por algo ya o te lo cuento. Si quedo con alguien a tomar algo, no lo sabes, porque no hablamos. Se me empezó a hacer más llevadero al llegar al primer mes, me iba acostumbrado a no verte, eso no quita que me siguiera doliendo el alma. Llegando a los dos meses y con un mono que me muero. Se me ha vuelto a complicar, estoy otra vez peor que hace una semana. Continuamente pienso en hablar y todo me parece un buen momento para ello. No sé cuando esto me dejará de afectar y no me acordaré continuamente.

Fyah Lady

domingo, 21 de mayo de 2017

En bucle

Ver cómo pasan los días y me encuentro igual. Ya no saber de qué manera desahogarme porque seguir contando esta amargura que llevo dentro no funciona. No tener con quien compartir los momentos de soledad y angustia que me invaden noche tras noche. A veces pienso que no voy a conseguir superar esto, que simplemente aprenderé a vivir con ello. Que aprenderé a soportar la idea de que por egoísmo y cobardía decidiste empujarme al vacío cuando me encontraba en lo más alto. Pero no olvidemos que llegué a lo más alto porque tu tiraste de mi. Si sabías que te asustarías, ¿por qué seguiste alargándolo?.

Soy una persona fuerte, y lo sé, pero conseguiste que me sintiera débil, tanto que llegue a creérmelo. Y de verdad que es difícil echarle narices a esto cuando vuelvo la vista atrás y no hago más que culparme a mi misma por haber sido tan blanda para todo, tan complaciente, tan todo. Cuando por comentarios mucho menos hirientes que los tuyos mande a chuparla a mucha gente. Has conseguido que me caiga mal a mi misma por no haberme puesto en mi sitio cuando debería. Por haber soportado todas tus idas y venidas con razones de mierda o razones por las que debería haber sido yo quien te mandara a la mierda.

Te dije y te repetí las últimas dos veces que te vi que me habías hundido, que me habías destrozado como nadie lo había hecho y no sabías decirme otra cosa más que lo sentías, pero ¿sabes qué? me has dicho tantas veces lo siento que no me sirven de nada ni creo que sean ciertos, simplemente sabes que lo has hecho mal y que debes decir eso, pero no lo sientes. Has pensado siempre en tu felicidad sin importarte a quien te llevas por delante, lo peor es que nunca te he visto realmente feliz. Quizá es que no sabes exteriorizarlo, o quizá es que de verdad no eras feliz.

No me voy a culpar de que no lo fueras, porque yo hice todo lo que estuvo en mi mano para que estuvieras bien. Y lo sabes de sobra. He soportado mas historias de las que debería haber soportado, por lo que no entiendo muy bien por qué me odio a mí en lugar de a ti.

Todo el mundo me avisó de cómo iba a terminar, pero no quise hacer caso. La puta de la esperanza siempre estaba conmigo. Y, lamentablemente, muchas noches aun me viene a visitar, dejando su secuela de tirarme después varios días como el primero. Porque te juro que no se que nos pasó. No sé qué te pasó, cómo pudiste cambiar tanto en estos años y ahora que parecía que poco a poco volvías a ser el pasado, de una te fuiste. No me ilusiones para después darme la hostia.

Hay días que me levanto y no tengo muy claro que es verdad y que no. Si todo ha sido un sueño o real. Pero claro luego veo donde vivo y sólo veo cosas tuyas que te dejaste y dónde me dejaste.


Fyah Lady.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Buenas noches.

Que empiece a refrescar, notar como el cuerpo tirita, el bello se pone de punta. Estás cansado, un día largo, duro, o quizá simplemente un día mas, 24h.

Es de noche, estas en el campo, miras al cielo, ves dibujos en él, como si de un juego de unir puntos de niños pequeños se tratase. Respiras, te sientes libre, lejos de casa.. quizás no muy lejos, pero al ver el cielo abierto sientes que estas lejos de cualquier lado. Te sientes libre. Te gusta.

Enciendes un cigarro, inspiras el humo, escuchas como el cigarrillo se consume, espiras. Ves el humo expandirse y como desaparece. Así hasta terminarlo.

Empiezas a andar, habrá noches que veas con claridad por la luna, otras que necesites una linterna, incluso puede que no veas nada y decidas orientarte sin más.  Arrastras los pies al andar, no es asfalto, es tierra, o puede que hierbajos.

Sigues andando, te aprietas la palestina y cruzas los brazos, hace frió. Oyes ruidos a tu alrededor, ramas crujiendo por el aire, algún animal suelto, tus pasos..

Llegas a tu destino, abres una cremallera, la cierras, abres otra, te quitas las zapatillas y entras. Cierras ya la ultima cremallera. Te quitas la ropa, buscas tu saco, te metes, te tumbas, respiras. Te abrazan. Notas como poco a poco tu cuerpo va entrando en calor. Ya no tiritas, la piel vuelve a su estado normal. Sientes el piel con piel del abrazo, no quieres soltarte, te sientes cómodo, refugiado, seguro. Sientes que la otra persona se encuentra igual. Piensas durante un segundo, no te falta nada. Te acomodas. Os acomodáis. Te relajas.


 Duermes.


Descansáis.



martes, 12 de noviembre de 2013

Intimidad.

Se encierran, se sientan, se miran, se acercan. Lentamente se empiezan a besar, se fusionan. Comodidad. Se van acariciando mientras sus labios sigue unidos, cabeza, cuello, espalda...

Cada vez los cuerpos están más juntos, se tumban. Siguen con las caricias, sin cansarse en ningún momento. Comienza un beso más rápido, más apasionado. Las caricias pasan a ser mas confidenciales, más íntimas, más de los entre dos.

Él le quita la camiseta, ella le desabrocha sus vaqueros. Poco a poco el suelo se vuelve una manta de ropa. Sujetador,  calzoncillos... Se abrazan desnudos.

Se siguen besando. Ella se recoge el pelo, él la sigue besando por todo el cuerpo, sin dejar un rincón. La besa, la muerde, la sabe tratar.

Él delicadamente se pone sobre ella, la vuelve a besar, la llena. Los corazones se agitan, van a ritmos acelerados. Bailan sobre las sábanas. Sólo existe ese instante, no hay nada más para ellos alrededor. Ella lo hace suyo, él la hace suya. Se susurran, gimen.

La cama se vuelve un santuario, un paraíso. Se recorren mutuamente, a veces rápido, a veces lento. Se agarran salvajemente, se muerden, se clavan las uñas, se vuelven a acariciar. Las sábanas empiezan a impregnarse de sudor y mas fluidos, dan asco, no les importa, es su momento. No paran quietos, a veces arriba, a veces abajo, de lado o como se les vaya ocurriendo. Fluyen.


Todo termina. Se besan. Se abrazan. Se miran. Duermen.



Fyah Lady

lunes, 26 de marzo de 2012

¿Sabéis qué?

Levantarte un día y poder asomarte por la ventana para anunciar al mundo que los estruendos que escuchan no es un apocalipsis, ni tiembla el suelo por un terremoto, decirles que eres tú, que estas teniendo un mal día, una mala semana, una mala racha, que los ruidos eres tu gritando hasta desgarrarte la voz, que el suelo tiembla porque estas tirando todo al suelo reventándolo porque ves que nada de lo que hay a tu alrededor tiene valor ninguno y te da igual una cosa más que una cosa menos.

Sentir ganas de desaparecer, de romper todo lo que está a tu paso, verle totalmente el sentido a la frase “tierra trágame”. Querer salir de tu ciudad y desentenderte de todo un tiempo.

No quieres ver a nadie, crees que realmente nadie te puede sacar una sonrisa. Deseas meterte en la cama, taparte entera, cerrar los ojos fuerte y esperar a que todo desaparezca.. pero, ¿sabéis que? Nada desaparece así por las buenas, nada.
Te tiras horas en cama, pero te levantas y todo sigue igual o incluso peor por haberlo dejado correr.

Hay un momento que decides hablar con alguien, intentar ignorar los problemas, intentas reírte, te pones al día con lo que ha ido pasando mientras tú te hundías en ese vacío. Intentas olvidar todo lo malo que te está ocurriendo.. pero ¿sabéis que? Nada se olvida así por las buenas, nada.

Hasta que estallas, sin hablar abrazas a alguien importante para ti y rompes a llorar, eres incapaz de decir una sola palabra, pero no hace falta, lloras, lloras como si no existiera mañana. Después de soltar todas y cada una de las lagrimas reprimidas o lloradas a solas sientes un alivio, dolor de cabeza  y a la vez mucho cansancio.

Por primera vez, después de ese momento, consigues dormir tranquila. Y de pronto, sin explicación clara, eres capaz poco a poco de reírte sin más, no le das tanta importancia a los problemas, algunos se solucionan, otros… aprendes a vivir con ellos, pero no es todo lo malo.









"Fúmate la vida: enrolla los problemas, enciende las ideas, traga las felicidades, aguanta las alegrias, expulsa la tristeza." [Bob Marley]




Fyah Lady.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Inspiración e imaginación.

Hoy haré una excepción, en vez de publicar algo escrito por mi, publicaré algo escrito por alguien con "una estrella" dentro. Despues de dejar claro este punto, disfrutar.

******


Ayer por la noche estaba terminando de ver una pseudo película medio romántica medio drama y se me ocurrió bajarme a fumarme un cigarro al terminar.

Estaba sentado en el sofá de mi porche, solo.
Escuchando los grillos saltando entre los aspersores, las discusiones matrimoniales de mis vecinos.
Palpando el suelo temblar ante el paso de camiones dirigidos por anfetaminas humanas dejándose a Morfeo en alguna cuneta para llevar pan caliente a casa.

Un panorama un tanto bohemio, de no ser porque la aburrida soledad que lleva dos días consumiéndome no me deja ser bohemio.

Solo, sin nadie con quien hablar y sin nadie que tuviera nada que contarme

Me paré a pensar en nosotros al encender el cigarro.
Y de repente sentí pánico.

Imagino que la barrera cerebral tiene un límite de caducidad y que ayer por la noche se rompió, entre grillos y camiones.
No es por la sensación de olvidar poco a poco como te huele el pelo cuando te lavas, ni por difuminar el recuerdo de los ojos, tiernos como carne de vacuno recién salida del matadero, antes de besarnos.
Es por notar esa sensación acumulándose.

Sí, es lo que nos toca. Nos conocimos cuando nos teníamos que conocer, ni antes ni después. Pero oye, que fuera cuando tuvo que ser no significa que no haya resultado una putada por la distancia.

Volviendo al tema (que fácilmente me escabullo por las ramas), notaba esa sensación acumulándose. Esa especie en extinción de olvido progresivo de los sentidos, por decirlo de alguna forma. Un Alzheimer de tacto, gusto, vista, oído y sabor.
Lento, voraz, hijoputesco.

Y no quería, joder. No es que me guste recordar las cosas, es que no soportaría mirarte al reencontrarnos y encontrarme con una conocida desconocida para mí. Como con ese chaval del que ninguno sabe nada hasta pasado un tiempo, desaparecido del mapa del tesoro, con el que te encuentras y te incomoda hablar porque no sabes de que hablar con el al haber casi olvidado el color de su pelo o como se mojaba los labios antes de pronunciar por el calor.

Yo, que soy un hombre de simples soluciones, estúpidas, simbólicas, incoherentes y útiles a partes iguales, decidí hablar contigo.

Bueno, contigo no. Fue como si de repente el aire que ocupaba el hueco vacío del sofá se convirtiera en ti.
Bueno, vale, tampoco. Digamos que de repente te materializaste de la nada y te pusiste a hablar conmigo.
Joder, a tomar por culo. ¿Estabas en mi mente, contenta? Estabas en mi jodida mente y me puse a hablar contigo como un niño solo jugando con su amigo invisible, eso es lo que hice. Tampoco debería sorprenderte tanto conociéndome…Pero bueno, eso es lo que paso.

Te miré a los ojos y ambos nos contemplamos en silencio, como la Rubia Platino y el inspector privado en un casino de los años 30. Analizando cada pequeño cambio producido, produciéndose y por producir.

Fui yo el que empecé a soltarlo todo.
A decirte que echaba de menos tu ausencia en un colchón en el que nunca llegaste a dormir, que a veces tengo frío estando en Agosto.
A decirte que paso por Cassidys y que aún espero que estés flexionada sobre tus rodillas en el portal de la sudamericana maltratada.
A decirte que odio tener ganas de besar una foto de una red social, o que se me pasan impulsos de escupir a esas parejas empalagosas de cartón piedra.

Me quedaría con que no podía dejar de mirarte a los ojos. La Verdad por encima de todo. Eso no lo cambian las revoluciones de Forocoches, las gargantas desafinadas ni la distancia, la puta, puta y reputa distancia de los cojones.

Y me callé. Me callé porque notaba el efecto de ese Alzheimer de los sentidos atacando de nuevo.

Entonces empezaste tú a soltarlo todo.
A decirme que echas de menos mi ausencia soltando borderías misóginas y mandándote a fregar, que añoras alguien al que suplicar que se compre una moto.
A decirme que pasas por la playa y sientes ganas de meterte conmigo en el mar y hacer sexo de delfines locos.
A decirme que odias tener ganas de besar un recuerdo y que pones a caldo a esas parejas de morenitos empalagosos de rayos UVA y carteras.

Me quedaría con que no dejabas de mirarme. La Verdad por encima de todo. Eso no lo cambian los viajes a Valencia, los adioses de tus mejores amigos ni la distancia, la puta, puta y reputa distancia de los cojones.

¿Sabes? Me pegué una ostia en la cabeza y el Alzheimer sensorial desapareció.
Y supe que si eso ocurriera, nos miraríamos de forma irónica, como vacas a punto de entrar al matadero, y nos besaríamos. Simple y llano.

``No escribo para erizar el vello de la piel de nadie, solo para encontrar el punto común de nuestros pensamientos´´, fue lo primero que pensé al sentarme frente al ordenador.
Creo que lo he conseguido.

Así que seguí fumando y sintiendo el sofá donde no estabas vibrar bajo el sudor de anfetaminas humanas suplicando recoger a Morfeo en la siguiente curva.

Y esperando a que vuelvas.


Jacko 
******






Gracias.




Fyah Lady